A principios de los 60, el productor Bruce Geller buscaba algo especial para el tema principal de su nueva serie. En 1964, tras ver en el cine una película, dio con un autor que crearía una melodía que marcaría a varias generaciones: Misión Imposible.
Aquella película de serie B tenía una banda sonora firmada por un argentino del cual jamás había oído hablar, Lalo Schifrin, al que llamó para que le ayudara con esa canción para su nueva serie.
Geller estaba preparando una historia de una agencia secreta que realizaba misiones suicidas contra organizaciones terroristas, malvados magnates o gobiernos corruptos.
La música, el uso de tecnología, las máscaras y curiosos y futuristas dispositivos conformaban uno de los mayores atractivos de esta nueva e innovadora serie.
Cuando Schifrin presentó la primera partitura, el productor la rechazó. Si bien la música sugería suspenso y aventura, Geller insistía en encontrar una melodía con más personalidad, que transmitiera mayor intriga y emoción.
Además, quería un tema inmediatamente reconocible por cualquiera, una canción que, «si la oyes desde la cocina mientras friegas, lo dejes todo porque te estás muriendo por ponerte frente al televisor».
Schifrin volvió a su estudio donde, a partir de las nuevas sugerencias de Geller, se las ingenió para componer, en apenas tres minutos, una pieza excepcional.
Para ello, usó el código morse. En este código, la letra «m» son dos señales largas y la letra «i», dos cortas. Así que, con esta idea como base, elaboró un ritmo que todos conocemos y que es uno de los más famosos e icónicos de la historia del cine y de la televisión.
Porque, mientras esta música suena, durante todo el tiempo, sin que la mayoría jamás lo hayamos sabido, está diciendo «M-I», siglas en morse del nombre de aquella serie que se estrenó en la CBS en 1966: Misión Imposible.
Esta canción catapultó su fama, provocando que Schifrin comenzara a componer la música de series y películas tan populares como Starsky & Hutch, La leyenda del Indomable, Operación Dragón y Harry el sucio.
Además, en 1990, hizo los arreglos para Los Tres Tenores, aquel histórico recital que reunió a las tres grandes voces del momento: Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo.
Gracias a las más de 100 bandas sonoras que compuso, Lalo Schifrin ganó 4 premios Grammy y un Óscar honorífico, que recibió de manos del legendario Clint Eastwood.
Pero siempre será recordado por aquella melodía que marcaría a varias generaciones, la de Misión Imposible, y que Tom Cruise convirtió en saga cinematográfica en este siglo con escenas tan maravillosas como esta.