A pesar que cada año se calcula que el uso del cinturón de seguridad salva más 100.000 vidas en todo el mundo, todavía hay quienes se niegan a ponérselo.
En 1920 nació en Suecia Nils Bohlin, un ingeniero que comenzó a trabajar en Volvo en 1958. Un año después, una de sus ideas cambiaría el mundo: el cinturón de seguridad, una patente que Volvo liberó para que todos los fabricantes pudieran usarla.
El cinturón de seguridad hacía años que ya existía y había sido inicialmente desarrollado para la aeronáutica.
Llegó al sector del automóvil a finales de la década de los cuarenta con el Tucker Sedan, un modelo que fue un fracaso comercial y del que todos se olvidaron, junto a su flamante cinturón de seguridad.
Ford también lo intentaría integrar tiempo después, pero los potenciales compradores desconfiaban de la fiabilidad de un automóvil que necesitaba de un elemento de seguridad extra.
Debido al aumento de las velocidades de los vehículos, de la circulación y de los accidentes, la comunidad médica solicitó a los fabricantes aumentar las medidas de seguridad en los carros. Y aquí es donde aparece, Nils Bohlin.
Este sueco sabía que los conductores eran «vagos» por naturaleza y no tenían sensación de peligro hasta que ya era demasiado tarde, así que decidió idear un dispositivo seguro, eficaz y sencillo de poner y quitar.
Tan solo un año después de haber sido contratado por Volvo, presentó a sus superiores la idea de un cinturón de seguridad que combinase los modelos usados hasta entonces, en un dispositivo que se podía enganchar con un solo movimiento y con una sola mano.
En 1959 se registraba la patente número 3.043.625, acababa de nacer el cinturón de seguridad de tres puntos. La eficacia de su invento quedó patente al instante y en el año 1963 todos los carros fabricados por Volvo incorporaban estos cinturones de seguridad.
Volvo sabía que su cinturón haría del mundo un lugar mucho más seguro, así que, a pesar de ser propietaria de la patente, la liberó para su uso por parte de todos los fabricantes, en el que mayor regalo jamás hecho a la humanidad por parte de la industria del automóvil.
Y aunque muchos se resistieron durante unos años a implementarlo, todos acabaron aceptándolo y usándolo en sus vehículos.
El nombre de Nils Bohlin está registrado en el Hall of Fame de la industria del automóvil y su invento fue elegido en 1985 como uno de los ocho inventos más significativos de este último siglo por la prestigiosa Oficina Alemana de Marcas y Patentes.