En 1990, el diseñador Chip Kidd ojeaba un libro del Museo Americano de Historia Natural en busca de inspiración. En una hoja vio una imagen de un tiranosaurio en vista lateral. Era lo que llevaba tanto tiempo buscando. 

Cuando Michael Crichton iba a publicar su novela Jurassic Park, la editorial Knopf contrató al diseñador Chip Kidd para crear una portada que transmitiera ciencia, peligro y fascinación prehistórica.

Kidd buscó referencias de dinosaurios y encontró un libro del Museo Americano de Historia Natural con un tiranosaurio en vista lateral. Ese fósil se convirtió en la base del logo que todos conocemos.

El diseño original de la portada era sencillo. El esqueleto en negro sobre fondo blanco con el título en una tipografía sobria. A Crichton le encantó y el libro se publicó con ese logo en noviembre de 1990.

Cuando Steven Spielberg compró los derechos para llevar la historia al cine, decidió que el logo del libro sería también el del parque ficticio en la película, pero con un rediseño más llamativo.

Para la versión cinematográfica, el diseñador Sandy Collora trabajó con la tipografía Neuland y colocó el esqueleto dentro de un círculo rojo con marco negro y amarillo, dándole un aire de señalización de parque temático.

Ese círculo no fue casual, ya que evocaba señales de advertencia y sellos oficiales, reforzando la idea de que el parque era real y que el público debía tomarlo en serio, aunque fuera pura ficción.

El T-Rex del logo fue estilizado para que pareciera amenazante, incluso en pequeño, asegurándose que el diseño funcionara igual en carteles gigantes, merchandising o en un llavero.

El logo no solo fue un elemento de marketing. En la trama de la película aparece en uniformes, vehículos y edificios, reforzando la inmersión en el mundo de Jurassic Park.

Su impacto fue tan grande que, 30 años después, sigue casi intacto en secuelas, videojuegos, juguetes y parques temáticos, con mínimos cambios de color o textura.

La clave de su éxito está en su simplicidad. Un solo dinosaurio, una paleta de tres colores y un marco circular que lo hace reconocible a cualquier distancia.

Curiosamente, el T-Rex del logo no coincide del todo con la anatomía más actualizada del dinosaurio, pero el cine priorizó la iconicidad sobre la exactitud paleontológica.

Hoy, el logo de Jurassic Park es un caso de estudio en diseño gráfico y branding: cómo un dibujo para la portada de un libro acabó convertido en un símbolo global.