La Semana Santa es una conmemoración anual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús de Nazaret. Comienza el Domingo de Ramos, día que recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén, rodeado de una gran multitud de gente.

Desde el siglo II, después de Cristo, se organizó la Semana Santa como la conmemoración del triduo sagrado, la Pasión, la sepultura y la Resurrección del Señor. El nuevo calendario litúrgico instituyó la Semana Santa, destinada a recordar la Pasión de Cristo, a partir de su ingreso en Jerusalén.

El Domingo de Resurrección es el día más importante de la Semana Santa, ya que es el día de la Pascua, de la Resurrección y de la vida cristiana.

El Sábado Santo fue asignado como el día del ayuno, con ausencia de celebraciones litúrgicas. Es el paso de la muerte a la vida, que es la Pascua. En el siglo IV se le dio importancia al Viernes Santo, que está relacionado con la adoración de la santa cruz, el emblema del cristianismo, que resume en su figura la redención del mundo.

Con el tiempo, se institucionalizó la procesión del vía crucis del Viernes Santo.
La celebración de la Cena de Jesús con sus discípulos aparece en el siglo V y, desde entonces, se celebra el Jueves Santo.

Por último, el Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Mayor, es la celebración del ingreso de Jesús en Jerusalén.

Esta visión histórica refleja la grandeza de la Semana Santa y la profunda devoción del pueblo cristiano y nos invita a vivir de nuevo y con esta misma devoción cada uno de los actos conmemorativos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

En los primeros siglos de historia de la Iglesia, el Sábado Santo se caracterizaba por ser un día de ayuno absoluto, antes de la celebración de las fiestas pascuales.

Pero a partir del siglo XVI, con la anticipación de la Vigilia a la mañana del sábado, el significado litúrgico del día quedó completamente oscurecido, hasta que las sucesivas reformas de nuestro siglo le devolvieron su originaria significación.

El Sábado Santo debe ser para los fieles un día de intensa oración, acompañando a Jesús en el silencio del sepulcro.

Semana Santa: ¿A qué nos invita?

La Semana Santa invita a vivir en plena unión con Dios y reflexionar sobre la pasión y muerte de Jesús para ser mejores cristianos, a través de la conversión.

Es tiempo de tomar conciencia y realizar una autoevaluación para dejar atrás conductas que no construyen un mundo mejor y seguir comportamientos basados en los 10 mandamientos de Dios.

Lo único importante es el mensaje de paz, amor, reconciliación, desprendimiento de lo material, conducta intachable en lo personal, y todas las demás facetas de la vida.

La Semana Santa, definitivamente, es una época del año muy relevante para muchas personas católicas. Quieren revaluar sus valores, aportar algo a su entorno y limpiar el alma. Siempre es algo positivo querer mejorar y superarse a uno mismo.

Es bueno querer evolucionar espiritualmente; todas las personas tratamos de mejorar constantemente para poder salir adelante y continuar con nuestras vidas.

Lo único que se debe hacer es tener la mente abierta y estar decidido, y, por otro lado, alimentar el alma con actitudes positivas. ¡Es posible un mundo mejor!