¿Sabías que el chicle moderno fue inventado gracias a un presidente mexicano, a una niña, a los indígenas americanos y a la perseverancia de un inventor neoyorquino? Gracias a ellos nació una legendaria marca, origen del chicle actual: Adams.

El general Antonio López de Santa Anna, presidente de México, vendió en 1855 parte de Arizona y Nuevo México a Estados Unidos, lo que provocó que tuviera que exiliarse de su propio país.


En 1860 llegó a Nueva York, donde contrató como secretario a Thomas Adams. De esta relación surgiría una buena amistad, en la que Adams le contó al mexicano que era inventor y estaba en búsqueda de alguna idea brillante.

Le explicó que barajaba fabricar neumáticos baratos con algún sustituto barato del caucho natural, cuyo precio era prohibitivo, pero Santa Anna le recomendó que utilizara la resina de un árbol mexicano como sustituto del caucho.

A Santa Anna le encantaba mascar esta resina durante todo el día para calmar su angustia y tristeza y en aquella época ese “chicle”, que se extraía del árbol “Manilkara zapota”, no era muy conocido fuera del territorio mexicano.

El expresidente aprovechó sus contactos para que le hicieran llegar en tren a Nueva York una tonelada de este producto desde México para su amigo Adams, quien intentó fabricar neumáticos con ella sin demasiado éxito

Intentó hacer juguetes, máscaras, botas de lluvia y ruedas de bicicleta con el chicle mexicano, pero todos los experimentos fracasaron. Lo único que logró fue almacenar kilos y más kilos de chicle en su casa

Hasta que un día, mientras Adams estaba en una farmacia, vio que una niña compraba cera de parafina para mascar, una sustancia sin sabor que se usaba para fabricar velas.

Fue entonces cuando recordó que Santa Anna masticaba el chicle mexicano constantemente y además le había contado que los indígenas también solían hacerlo. Pensó que usarlo de esta manera sería una buena forma de usar su chicle sobrante.

Así que regresó a casa, le contó la idea a su hijo y decidieron agregarle sabor al chicle mexicano, envolverlo en papeles de colores y proponer al farmacéutico que vendiera un pequeño lote de prueba.

Fue un éxito tan extraordinario que Adams se vio obligado a levantar la primera fábrica del mundo de chicle y a crear una máquina que pudiera producir la goma de mascar en masa. Había nacido el chicle moderno.

Y aunque fue Thomas Adams quien lo patentó, sin Antonio López de Santa Anna este invento nunca hubiera visto la luz.

Curiosamente, uno de sus productos más famosos, Chiclets, fabricado por primera vez en 1900, todavía se vende en todo el mundo.

Por cierto, si te preguntas de dónde viene la palabra chicle, su origen se encuentra en la palabra “tzictli”, empleada por pueblos nativos de Mesoamérica y que se traduce como “cosa pegajosa”, aunque es empleada como sinónimo de goma de mascar: chicle.